martes, 24 de agosto de 2010

Domingo argentino en Madrid

Llegué un domingo de octubre en la mañana, luego de un viaje largo y agotador.
-¡Prohibido dormirse! ¡A tomar una ducha y nos vemos en una hora!- Fueron las palabras de un amigo que me llevó de paseo por el centro de Madrid.
Tras un asado argentino, nos detuvimos en alguna tienda a comprar dos cosas que no deberían faltarle nunca a cualquiera: un par de tenis y un saco de lana. Madrid ya estaba comenzando a tornarse fría. Era una tarde limpia, de cielo abierto y pálido sol. Un domingo lleno de gente en el centro de la ciudad. Familias buscando lugar en el Parque El Retiro, parejas y turistas que caminaban por los Jardines Reales.
Mientras caía la tarde, una pareja de inmigrantes argentinos convocaron a los transeúntes. Lo suyo es el tango, como era de esperarse. Vestidos para la ocasión, encendieron el reproductor y bailaron tres sensuales tangos para nosotros. No es extraño verlos bailar. Como en cualquier otra ciudad del mundo, los inmigrantes recurren a su herencia cultural para abrirse campo en un lugar distinto al propio. Es común ver grupos de bolivianos tocando música andina y comercializando sus grabaciones.
Caminar por el centro de Madrid significa presenciar miles de personas caminado y comprando, siempre comprando. Almacenes de rebajas o almacenes de marcas reconocidas y costosas, librerías, mercados chinos y … el Corte Inglés. Cualquier almacén es trinchera para un domingo aburrido. Nosotros, curiosos caminantes aprovechamos la tarde para caminar por Recoletos y la Castellana, leer y comprar libros en un bazar de usados en los que se nos anunciaban muchos “libros raros y curiosos”. Rematamos la tarde con un café.
La entrada a Europa está siempre ocupada por propios y extraños, todos ataviados de lentes para el sol, que hacen fila para entrar gratis al Prado o que se sientan a comerse unas “papas bravas” en la Plaza Mayor. Un vino o una cerveza les acompañan; a quienes caminan sin descanso una botella de agua los alienta, mientras llegan a su próxima parada en cualquier parte de la ciudad.
Madrid es siempre distinta a muchas otras ciudades españolas que mueren en domingo… Siempre fluye la gente, el dinero, el amor y la comida.
Alejandra Múnera Benthan.
tonderouge@gmail.com

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